Performance

Trabajo colaborativo con Andrés Feliciano

Lugar Común: Encuentro internacional de performance en la mitad del mundo. Plaza Santa Clara. Quito, Ecuador

Registro: Juan Montelpare  

2014

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La performance "Pacto de Sal" explora el rol de los géneros dentro de la religión y las atribuciones a las que esta nos somete. A través de elementos simbólicos, el performance busca cuestionar las normas establecidas y las restricciones impuestas por la espiritualidad.

La sal, como elemento detonante en esta obra, representa en el ámbito espiritual y religioso la catarsis, el pacto final y el castigo, como se puede recordar en la historia de la desobediencia y destrucción de Sodoma y Gomorra. La sal se adhiere a los cuerpos con el vino de consagración, elaborado por las monjas de claustro que se encuentran en las proximidades de la acción.

En el performance, caminamos cegados físicamente hacia las puertas de la iglesia de Santa María, el hombre de frente y la mujer de espaldas. La elección de estos roles y su representación física desafía las convenciones y expectativas de género asociadas con la religión. El compañero de acción, Anderson Feliciano de Brasil, aporta una perspectiva adicional al conflicto de los tabúes religiosos desde su propio cuerpo, siendo negro, gay y no católico. Su presencia desafía aún más los parámetros establecidos y plantea interrogantes sobre la diversidad y la inclusión en el ámbito religioso.

La plaza de Santa María, utilizada tradicionalmente para la comercialización de plantas curativas y limpias ancestrales, se convierte en el territorio de cura y sanación durante dos días específicos en el marco de la performance. Este espacio se transforma en un lugar de reflexión y de desafío a las normas establecidas, invitando a los espectadores a cuestionar las convenciones de género y las restricciones impuestas por la espiritualidad.

"Pacto de Sal” busca abrir un diálogo sobre las construcciones de género y su relación con la religión, así como sobre la diversidad y la inclusión en los espacios espirituales. A través de la simbología de la sal y el cuerpo como contenedor de identidades diversas, la performance invita a la reflexión sobre las normas y tabúes religiosos, fomentando la aceptación y el respeto hacia la pluralidad de experiencias y expresiones en el ámbito espiritual.